La imagen tradicional de la ciencia

¿Qué cuestiones complican su imagen?

Desde el comienzo, la ciencia siempre ha sido una actividad seria y cognoscitiva a la que se le da gran prestigio y confianza, de modo que nos ha proporcionado, con investigaciones basadas en largos procedimientos que requieren de capacidades intelectuales altas, verdades o certezas que aceptamos acorde a los fundamentos teóricos y prácticos que nos proporcionan. Esto significa, que las teorías son validadas a partir de “hechos”, los cuales son una serie de observaciones o experimentos, e implica una dificultad el saber que tal vez no todos los hechos se tuvieron en cuenta, sino los más útiles o positivos para la teoría que se logra demostrar.

Sin embargo, la aventura científica se basa en la incertidumbre, donde el intelectual busca las respuestas para luego comprobarlas, y antes de hacerlo, estas son solo una probabilidad, no obstante, si todo se comprobara por hechos la teoría no tendría sentido, y es que hay casos de fenómenos que se pueden explicar con teorías diferentes, y esto no significa que una sea errónea, ya que siempre hay una relación entre los hechos y las mismas.

Aún así, la influencia de la ciencia es grande dentro de las sociedades, ya que a las personas les satisface saber que las instituciones científicas revelan con sus métodos los “secretos” de la naturaleza. Genera conflicto el mito del método experimental, pues la historia de la ciencia puede contarse de otra manera, ya que hay un cierto número de detalles en las investigaciones que resultan extraños e inexplicables, que dañan la propuesta empirista.

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El método en la práctica, no ofrece criterios seguros de lo que puede ser bueno o malo, por lo que avanzar a la Verdad suele ser un camino difícil.

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Tanto si los instrumentos, hipótesis y conceptos son los adecuados o no, genera un riesgo, no habiendo una garantía de éxito. A causa de esto, los investigadores recurren a las anticipaciones para lograr realizar el experimento, ya que es el único medio que tienen en un camino laberíntico.

El autor del libro sostiene, que si bien se debe mantener la imagen grandiosa de la ciencia, esta debe ser más real, ya que a muchas personas les cuesta aceptar esta actividad como si fuera algo distinto a concepciones religiosas, haciendo énfasis a que algunas investigaciones sobrepasan los límites de lo entendible por la sociedad, y ven a los investigadores como genios, los cuales, seguramente, tienen tanteos y especulaciones que no son totalmente objetivas. Aún así existe la interrogante de cómo pueden localizar los hechos fundamentados de una manera tan eficaz.

El método de la ciencia, no tiene la evidencia ni la transparencia que se le concede tradicionalmente. Por lo que los científicos buscan defender sus ideas a partir de todos los medios posibles. Un ejemplo es el cosmólogo Hubble, quien no retrocedía su juicio a pesar de las críticas que limitaban la honestidad científica.

La práctica y la teoría se muestran como dos sectores totalmente separados, empero, estas tienen una relación evidente que remite al comienzo de la ciencia. Pero los engaños sobre el origen del saber práctico complica la imagen de la ciencia, no se logra aceptar de manera total que esta procede de largos procedimientos de reflexión y teoría, propio de la historia, sino que se crea a partir de la observación práctica del hombre a lo que le rodea, sin necesidad de especular filosóficamente.