Caracterización de Edipo Rey

Caracterización del personaje Edipo en el prólogo y capítulo 1

Edipo Rey es una obra que pertenece al género dramático, al subgénero tragedia y posee un título epónimo, ya que en él incluye el nombre del personaje principal, Edipo. Esta fue escrita por Sófocles, el cual fue una figura destacada de la tragedia griega.
Desde el principio de la obra se lo ve a Edipo como un rey afectuoso, ya que se dirige hacia los ciudadanos de Tebas como “hijos” cuando estos van en busca de pedirle ayuda, parte de esta primera escena muestra a Edipo perteneciente de una autoridad total, mencionando, a través de una antítesis, suplicantes jóvenes y viejos, más el honor que reciben los presentes al verlo en persona, aclarando este que no veía justo enterarse de las dificultades por medio de mensajeros. Edipo muestra interés y empatía en el problema que le plantean sobre la peste, y tiene un instinto protector en la medida que, al realizarle una enumeración de los afectados por la misma, se preocupa y toma el dolor y sufrimiento de estos como propio, esto se puede observar mediante la personificación y metáfora “mi corazón gime...”. Cabe destacar que a Edipo lo ven como su salvador, por haber librado a la ciudad de la amenaza de la Esfinge, motivo por el cual es coronado rey en Tebas. Este episodio le remite a Edipo una característica etopéyica de valiente y sabio, ya que tuvo el ingenio como para resolver el enigma de la Esfinge, nombrada en la obra, como “la dura cantora” por este mismo hábito, pero también se le considera como una persona orgullosa, ya que obtiene una autoestima alta por la victoria ante esta.

A causa de la peste, Edipo envía a su cuñado, Creonte, al oráculo pítico de Febo por respuestas, y al llegar de este, con un luminoso rostro (metáfora que alude a la alegría) y coronado con un laurel florido, símbolo de victoria y esperanza, el rey pide que manifieste sus noticias sobre el
oráculo, de manera pública (“en presencia de todos”), esta actitud le infiere a Edipo sinceridad, ya que no pretende ocultarle nada al pueblo. Su cuñado expresa que la causa de la peste se debe a una mancha de sangre (metáfora que da a entender un asesinato), por lo que acabar con este problema consistiría en sacar al asesino del pueblo o matarlo. Edipo le hace una serie de preguntas para informarse sobre lo que pasó con el anterior gobernante, y así hacer justicia, otra de las características que toma a lo largo de la obra como buen rey. Si bien Edipo llevó a cabo el destino de su maldición, en la que mataba a su padre Layo (parricidio) y se casaba con su madre Yocasta (incesto), siempre se mostró honrado y justo con las decisiones que tomaba. Esto se da a entender cuando dispone las sanciones para el asesino del rey Layo o sus cómplices, sin saber que el autor de esta muerte había sido él. De todas formas por una comparación toma seriamente la muerte de Layo, (“como si de mi padre se tratara”) desconociendo dicha situación.

Sin embargo, posteriormente surge una conversación con Tiresias, un anciano, ciego, que tenía la capacidad de adivinar el futuro y conocer todos los secretos, realizando así juicios con respecto a Edipo. Ante tales palabras de este señor, el rey comienza a comportarse de manera obstinada e imprudente, debido a que este le dice que el causante de la peste y al que le debe socorrer toda la culpa es a él, por lo que al no ver la realidad, Edipo está en un estado de até juzgando a Tiresias y culpándolo de haber sido autor de la desgracia, simplemente por pensar que pasaría, esto se puede observar en la metáfora “Tú lo hiciste, aunque por tus manos no mataras”. El rey comienza a sufrir de hybris al escapar de su destino, se encuentra con una irritación excesiva, realizando comentarios despectivos sobre la ceguera y las premoniciones del anciano. Entre estos dos personajes hay un antítesis reflejada en sus capacidades,
pues Edipo a través de una enumeración lo describe como “sordo de oído y de cabeza” metáfora que quiere decir necio. En cambio este, de manera pacífica, le expresa lo que pasó en el pasado (analépsis) de la misma manera que le anticipa lo que le espera en el futuro (prolépsis), al decir “te hará nacer y te matará”, metáfora que hace alusión a que el mismo día Edipo se dará cuenta de su origen y será también su fin, lo que es irónico ya que las sanciones que impuso para el asesino de Layo lo terminará condenando a sí mismo. Le adelanta también la peripecia, la cual remite al cambio de suerte en el personaje respecto a su futura pobreza y ceguera, (“será ciego aunque antes ha visto...”) las cuales serán concretadas en la anagnórisis de Edipo, cuando descubra su verdadera identidad.

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