Entrevista a víctima de la inundación de 1959 en Paso de los Toros


¿A qué se dedicaba en la época de la inundación?

Era funcionara del BPS, del sector de la caja rural, de la caja de jubilaciones.

¿Cuántos años tenía en ese entonces?

28 años.

¿En qué barrio vivía?

Acá, en el centro de Paso de los Toros, calle 18 de julio, esquina hoy es Artemio Correa.

¿En qué se basaban los tiempos de ocio en esa época?

Para divertirnos el cine, bailes en el Club 25, y caminar, es que se usaba mucho ir a la estación a esperar los viajeros, en el tren de las 9 de la noche, al mediodía, a ver quiénes venían en el tren, era una cosa linda esa, todos íbamos a la estación.

Se dice que en ese entonces circulaban rumores de una posible inundación, ¿recuerda alguno?

Sí sí, muchos rumores de la inundación, y sobre todo en marzo del año 59, habían muchos rumores de que estaba muy crecido el río, y todo reventó, vamos a decir la primer noticia fuerte, fue por la aviación de Paso de los Toros, el aéreo club, fue Moreno Marquizo, que era aviador, entonces él salió a volar y vino con la noticia desesperado, que nunca había visto una creciente tan tan grande que se venía, sobrevoló la obra y todos los campos y dice que era impresionante. Y ya en ese momento el ejército y Paso de los Toros ya tenían una comisión, entonces llegó la noticia de él y fue aquello una bomba porque era una persona muy creíble, y ya empezaron todo e inclusive mucha gente cargaba en camiones todos los muebles, yo recuerdo que el primero que vi que cargaba todo era el dentista De Bally, que cargó todo y llevó para una estancia cercana, todos el consultorio los muebles, todo, y entonces cuando vimos que el dentista De Bally, que era cuñado de ese aviador, llevaba todo dijimos no acá hay una verdad, y empezamos todos desesperados. Acá en esta casa, en este momento donde estamos nosotros, aquí no agarró, la llamaban la columna vertebral de Paso de los Toros, porque todo esto hasta el puente en la misma altura, no agarró ninguna cuadra, hasta la iglesia que es más arriba, pero para aquí abajo de este jardín que es la avenida fue espantoso, tapaba los techos.

¿Usted creía en esos rumores? ¿Qué pensaba sobre ellos?

Sí sí porque veía, nosotros que íbamos al río y que yo era muy de pescar, y por mi padre, que mi padre hace poquito murió de 110 años, y él en ese momento nos decía “yo vi la creciente en esa esquina, el agua se va a venir hasta esa esquina”, o sea aquí frente a la calle Paysandú en ese entonces, Artemio Correa y 18 de julio, y efectivamente hasta ahí vino el agua, él la había visto cuando tenía 8 años, y tenía razón.

¿Qué momento recuerda con más exactitud de la inundación?

Todo todo, nosotros estuvimos acá esperando, porque mi padre tenía, en ese momento no había ningún modo de comunicación, no había radio no había nada, lo único que había era un parlante que tenía papá sobre un auto, una camioneta, entonces ese parlante que empezaron Julio de los Santos, recientemente fallecido también, era teniente del ejército, era el que avisaba a todos que había que retirarse, pero nosotros nos fuimos al otro día temprano, porque el ejército nos dijo no no hay peligro hasta después de mañana no se sabe. ¿Sabés que era lo que más nos impresionó? Cuando empezaron a pintar la torre de la iglesia, sobre este lado que da para acá, o sea para el puente, cada pocos metros había un número, yo no recuerdo precisamente, suponte 5 metros, 10, 15, 25 así... quería decir que el agua iba a estar a esa altura, ay ahí fue una desazón, cuando vimos que estaban pintando la torre de la iglesia con unas rayas negras grandísimas no sé si de alquitrán o de qué era, ay que tristeza más inmensa, es horrible perder la identidad de uno, perder donde nació, yo había nacido en Paso de los Toros desde luego, todos habíamos nacido acá, entonces era una tristeza enorme, pero vivíamos lejos del río, siendo que el río era una tentación ¿no? Pero felizmente vivíamos aquí, una parte alta.

¿Cómo trastocó la relación familiar esa situación? ¿cómo se sentían?

Con la familia, muy unida, porque nosotros nos fuimos todos juntos, esperamos todos juntos para salir y ahí nos juntamos de nuevo y nos fuimos a Chamberlain todos juntos, y estábamos en una carpa todos todos todos juntos, mi tío que vivía acá en frente, mi abuelita no, mi abuelita la llevaron en tren esa noche, yo no me animé a ir al tren a despedirla ni nada porque era una cosa terrible ver la gente que se iba en el tren, lloraban todos, porque muchos no se vieron más porque quedaron en otras ciudades viviendo ¿no? Pero date cuenta que todos considerábamos que Paso de los Toros desaparecía, o sea al desaparecer una ciudad, desaparece la identidad, las amistades, los recuerdos, todo, es terrible, ese momento fue muy triste, muy triste, no sabíamos lo que iba a pasar, fue horrible.

¿Cómo fue su traslado a Chamberlain?

Fue en el mismo auto de papá, en esa camioneta que hacía propaganda que yo te digo, en esa nos fuimos todos.

¿Recuerda qué objetos llevó?

Había cobrado el sueldo y lo dejé acá, que cosa increíble, la plata no valía nada, te das cuenta que en ese momento supe que la plata no valía nada y a todos nos pasó más o menos igual, nada nada nada. Lo dejé ahí y cuando vine todo estaba en orden, porque el ejército fue tremendamente regio el trabajo, lo celosos que eran que cuidaban todos. Entonces no hubo un robo, no hubo nada. Habré llevado una muda de ropa y un abrigo, más el documento de identidad, todos salíamos así, además que te decían con algo chiquito, una valija, o un atado de ropa, muchos ataban en sábanas o lo que tuvieran, algo para sacar las cosas, pero no se podía llevar más, era una evacuación, en el tren no había lugar, entonces no había más cosas, era muy triste, era un desprendimiento de las cosas lindas tuyas, pero te ibas. Esa noche que yo me quedé acá, que papá se quedó hasta tarde hizo propaganda, yo no dormí en toda la noche, mis hermanos y mi padre todos durmieron, para de mañana temprano salir, los militares le habían asegurado que había tiempo, y yo me quedé despierta toda la noche escuchando radio Carve, lo único que teníamos en esos años, no había televisión no había otra cosa, radio Carve toda la noche estuvo, de repente se corta y se apagaron las luces, y yo “papá mamá corran”, creíamos que el agua había desbordado la obra y que el río se venía, era que habían cortado la alimentación eléctrica del Rincón del Bonete y en ese momento teníamos la alimentación eléctrica toda desde Montevideo, entonces radio Carve nos comunicaba todo, y se había conectado con el Rincón del Bonete y con los pocos obreros que estaban entre ellos, aquel muchacho Figueira, el Toto Figueira es el que más recuerdo de ellos, todos trabajaban imponente esos obreros del Rincón, habría que hacerles acá un monumento, yo no sé cómo no le han hecho hasta ahora un monumento a esos obreros que quedaron hasta último momento, salieron en un botecito, y muchos quedaron más todavía porque se puso una bomba ya cuando estábamos en Chamberlain, teníamos una carpita pequeña y cuando fuimos allí nos dijeron que habían 3000 personas en Chamberlain, nuestras, y estaba el ejército allí, qué organizaron tenía el ejército, yo era indiferente de los militares, si vivíamos acá en frente de la región militar, para mí no trabajaban en nada, qué organización, que orden, no me canso de decirlo, qué fabuloso, no nos faltaba la comida, remedios, alegrías, de todo allí, una organización brutal.

¿No había dificultades para conseguir lo básico?

No había dificultad ninguna, porque sacaban de los comercios, venían a un comercio y abrían aunque no estuviera el dueño, pero totalmente anotaban todo, no se podía llevar una aguja si ellos no anotaban, entonces no nos faltaba absolutamente nada, nunca pasé mejor que cuando la inundación, fuera de broma, había carne de los novillos de Iparraguirre, lo mejor, lo que quisieras, asado, de todo, ah verdura no, verdura no teníamos.

¿Cómo describiría Paso de los Toros al volver?

Un desastre, terrible, terrible, terrible. Era todo barro, no había saneamiento en esos años, desbordados los pozos negros, habían puesto un puesto en la entrada de Paso de los Toros de vacunación, y nos vacunaban contra el Tifus, porque podía haber una epidemia también ¿no?. Por todos lados aquello un desastre. Y no sabes lo que eran las casas de ahí abajo, que desilusión esa gente, gente prolija, gente educada, profesionales, todo, era todo barro, yo agradezco a Dios, nosotros vinimos acá como si hubiéramos salido el día antes, todo estaba en orden, todo limpito, todo bien, no había agua caliente pero la hervíamos, nos daban el combustible, nos daban todo, mucha ayuda tuvimos ahí, que no hubiéramos conseguido de otra forma, no hubiéramos conseguido nada, nada. Ropa teníamos allá también, porque como te decía que poca ropa, no llevábamos nada, empezaron a llegar los vagones de Cruz Roja llenos de ropa, y yo trabajé en Cruz Roja mucho y en un vagón allí dando ropa. Una anécdota te puedo decir, acá había un señor, Don Pascual Tambasco, era muy divertido él, entonces estaba al lado del vagón que yo trabajaba, yo digo trabajaba, ayudaba ¿no?, eramos jóvenes todos, y él a cada rato se levantaba los pantalones, era panzón, yo le decía ay Pascual ¿y el cinto? “Eh si yo lo perdí al cinto”. Entonces estaba colgado, habíamos ordenado como en una tienda, le di un cinto, “tome Don Pascual, pruébese”, y agarró lo arrolló y lo puso en el bolsillo del pantalón, y de repente ¡pum! El pantalón y quedó en calzoncillos Don Pascual, y dice “como una torta me quedaron los pantalones”, siempre recuerdo eso.

¿Recuerda alguna otra anécdota de Chamberlain o la vuelta?

Haber ido a un gallinero un día de una señora allí muy cerca, y de repente digo “ay que lindo”, no había huevos no había nada, y veo y digo “ay no tenemos verdura” y me acordé de mi abuela María, que siempre decía “nosotros comíamos verdolaga en ensalada, en el guiso, en todo” y esta prende unas ruedas así grandísimas, porque la verdolaga crece así, se extiende como una cosa redonda ¿no?, y yo digo ¿No me das? Dijo sí y yo meta verdolaga, que alegría que teníamos todos con la verdolaga esa que nos habían regalado de un gallinero allí. No sé, hay cantidad de cosas que podría acordarme, cuando vino Fidel Castro también, llegó, lo traía el doctor Curi en un auto abierto que tenía, me acuerdo que venía Fidel y había aterrizado cerca en un helicóptero, y todos estábamos esperando a Fidel, y nos hicieron subir al vagón que estaba él, venía con una señora alta, yo lo que nunca pude entender, cómo Fidel Castro que estaba siempre en las sierras, y había terminado la revolución el 1 de enero, y nosotros en abril, o sea 4 meses después ya tuvimos la inundación y apareció él, con un cutis maravilloso, un hombre que parecía que había pasado adentro y se hablaba que él andaba en todas las revoluciones, en las sierras, en todo, matando gente, o luchando, vamos a decir queda más simpático luchando.

¿A qué había venido Fidel?

Vino de paseo, porque había salido para toda América, él había terminado la revolución y habían tomado Cuba ellos, entonces en ese momento él hizo una gira por toda América, y a Fidel todos los queríamos y admirábamos. Venía con una señora alta, que tengo presente que tenía una cadenita con medallas en el pie, en el tobillo, la cadenita que aparentemente era de oro, y yo le pregunté “¿y por qué usa la cadena ahí?”, “por costumbre” dijo ella, “por costumbre, ustedes lo usan en el cuello, nosotros la usamos en el pie”, dijo y ahí me quedó. Después venía otro guerrillero con él, que era un señor morocho bajito de bigote, venía otro alto muy parecido a Fidel Castro, no te puedo decir el nombre, porque inclusive todas esas cosas, regalé todo, yo tenía todo anotado eh, tenía recortes y regalé todo. Bueno y después de eso Fidel Castro pasó muy poquito tiempo, pero muy poquito, que recuerdo que en todas las radios “me declaro comunista”, toda una declaración, y ya el pueblo no quiso más a Cuba, Uruguay no podía acordar con una persona comunista ¿no? Se declaró enseguida comunista en todas las radios, pero qué bonito era Fidel Castro.

¿Conserva algún objeto de esa época?

Creo que no, conservaba sí pero actualmente me parece que no, además que no había nada para traer de allá para acá, tenía un peine chiquito, ordinario, de los comunes, que Fidel Castro justamente mandó para que se repartiera a todo el mundo allí, pero después lo perdí.

¿Una persona famosa que haya conocido y que quede en el recuerdo?


El padre Sierra, el padre Atanasio Sierra, vino con un grupo de jóvenes a trabajar allí, y no venía de sotana, venía con una bombacha de campo, y fue divino el padre Sierra, como nos cuenta, agarraba una guitarra, cantaba, el cura gaucho le decían, y si sería bueno que hay una calle, esa calle que pasa ahí es Atanasio Sierra, la hizo poner Bernachín. Y después siguió viniendo y paraba en la iglesia, pero de repente el cura de acá de la iglesia le cerraba las puertas de noche, porque trabajamos toda la noche haciendo censos de todo. Y él iba llegando y decía “cállense vamos a cantar”, y cantaba, tenía canciones preciosas, preciosas, y tocaba la guitarra. Venía con Luis Alberto Lacalle de Herrera, el que fue presidente de la República, tenía 18 años cuando él fue presidente, y vino con él en el grupo y se pusieron a hacer una casa de un Zapata, acá cerca del puente entre todos los chicos que venían con él, y se pelearon con el muchacho Zapata, es fallecido ahora, y bueno dijo Luis Alberto le dijo “vení a trabajar, vení a hacer algo vos, que venimos de Montevideo”, y dijo “hagan ustedes, si yo no pedí que se viniera la inundación”. Entonces se agarraron a las trompadas, y el que fue presidente de la República después fue preso, yo un día que vino acá le dije “usted estuvo preso acá”, en la comisaría tuvo un día detenido, o unas horas, después vino el padre Atanasio Sierra y lo sacó, fue Bernachín y lo sacó, los de la Junta sacaron todo, inmediatamente, fue una cosa del momento, todavía un rancho de esa misma gente, que el rancho lo llevó la corriente del río y quedó atracado en el Puente Ferrocarril, entonces quedó allí de tal forma que lo tuvieron que sacar después porque era un peligro, y en el lugar donde estaba el rancho quedó quieta una máquina de coser Singer, como era muy pesada se hundió la máquina y quedó allí. Después seguimos trabajando nosotros, muchísimo, con toda la gente, yo hay una cosa que lo digo siempre, yo era muy soñadora, y antes de las inundaciones, como se hablaba tanto, soñé que estábamos en un lugar que era pura agua y árido, como Cardozo, porque a Cardozo lo había agarrado el agua, entonces era un lugar que no había viviendas, que no había nada, nada, nada, y tú puedes creer que soñé con unas flores, cuando vuelvo acá a Paso de los Toros, justamente vine con los militares porque vinimos a sacar unas cosas de la Caja Rural donde yo trabajaba, y cuando voy a ver ahí abajo del puente, a la casa de por ahí por lo de Zapata, lo de Casa Vieja que quedaba al lado de Zapata, yo había soñado con una planta llena de flores, y ustedes pueden creer que allí estaba el arbolito, tal cual lo había soñado yo, lleno de flores blancas, qué cosa increíble ¿no? Siempre soñé cosas que pasaban, y soñé eso que estaba todo lleno de agua, y llego allí y estaba el mismo paisaje, siempre me pasó soñar, pero nunca soñé la lotería que números salían.

Realizada por Diana Pereira, 2018.

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